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Mostrando entradas de octubre, 2008

Líneas asesinas

I.- La noche. La noche estaba oscura al igual que las últimas dos semanas; los carros pasaban por encima del asfalto que aun guardaba huellas de la lluvia que hacía pocos minutos había azuzado a la ciudad mojando todo lo que hay al paso, incluso, ahí en esos rincones que siempre quedan debajo de las cortinas de los comercios. La bruma había descendido tanto que aquellos pocos peatones que trataban de cubrirse del frió no lograban ver más allá de unos centímetros al frente y aunque eran pocos, se veían cruzar cubriendo sus cabezas con sombrillas y periódicos; parecería que el tiempo seguiría así todo el mes, tal y como suele suceder a mediados de verano. Así, lo anunciaron los periódicos, los noticieros y la gente que ha vivido mas y sabe distinguir las nubes de lluvia allá a lo lejos por encima de las montañas. Eran cerca de las diez de la noche, y ni aun así Alberto se percato de que las cosas cambiarían, porque eso, a diferencia del clima para la semana, no se había anunciado en ning