Entre Hulk y Jose Ramón...

Cito a José Ramón porque es puma igual que Joaquín López Doriga, igual que Loret de Mola, que Carlos Puig, que el mismo pentapichichi; citó a los pumas que son tan pumas como el kikín lo fué en su tiempo o como lo és el Tuca desde hace unos años. Y así como aseguro mis citas, les juro que no soy puma, y que aunque mi novio lo quiera, tendrá que pasar mas de una noche de pasión para que pueda convencerme de que cambie de equipo. Lo mío, es algo mas familiar, algo mas como las chivas, como el blanco y el rojo, por encima del oro y azul; lo mío es apoyar un equipo que se conoce como "el rebaño sagrado" aunque no lleguen a semifinal, aunque lleve mucho sin ser campeón; pero del otro lado, también es cierto que lo mío no era ir a ver el futbol.

Cada Domingo o sábado, dependiendo el partido y el equipo, la jornada, el estadio y el tiempo; la gran mayoría de las mujeres como yo, estamos acostrumbradas a que nuestro lugar lo suple la telvisión o el estadio de futbol para que los hombres pasen dos horas de su vida tomando cerveza y viendo a 20 hombres correr tras de un balón.

El domingo entonces puse todo de mi parte no solo para ir a ver el partido de futbol al estadio universitario, sino que además fui en apoyo moral a mi hombre quién le va a otro equipo distinto al mío. Demostre así la prueba de amor máxima en una persona divirtiendome y festejando con él cada uno de los tres goles que el público no solo pedía sino que exigía; y de aquí surge la idea de escribir las presentes lineas.

Es tan solo poder vivir ese momento dónde el balón toca la porteria contraria, poder detener el tiempo y ver en cámara lenta como la gente se levanta de la butaca, los niños levantan la bandera de su equipo, la gente se levanta y brinca en su asiento tan solo para festejar ese pobre punto que convierte al equipo contrario en un perdedor.

Es, para mi, un estudio clásico de la sociedad misma. Que no solo demuestra el sentimiento obligatorio de los hombres por la pertenencia de algo (SU equipo, SU juego, SU uniforme) sino que entre otras cosas también nos permite ver que al hombre por naturaleza le gusta ser campeón; mi novio dice "Es que si en ese momento el wey que esta detrás de ti te pone las manos enfrente para estrecharlas, aunque no lo conozcas, !lo haces!" Festejan SU gol, con SUS amigos. Lloran así los que pierden, los que en la esperanza de ganar un juego (... de semifinal y pasar a cuartos, y llegar a la liguilla, etc.. y lo que le siga) pasan 90 minutos de su vida ( o mas, dependiendo del extra) pidiendo ese gol, esa oportunidad de gritar todo lo que traen dentro y de festejar al menos algo (más) en la semana.

Si Juan Villoro leyera estas líneas me regañaría por no hacer uso de la plabra "CRUZ AZUL" ... mientras tratare de ir leyendo "Dios es redondo" y "Fiebre en las gradas" en una de esas comienzo a entender por qué todo esto le agrada a los hombres.